sábado, 6 de junio de 2009

CONCIENCIA CORPORAL COMO CAMINO A LA CONCIENCIA DE LO QUE CON ÉL COMUNICAMOS


Según Mª Dolores Cáceres, “el cuerpo humano es una fuente importantísima de información en las interacciones”

A menudo, el esfuerzo en la comunicación se centra en mejorar aspectos “satélite” de la misma: escenario, preparación previa, etc. Sin embargo, nuestras habilidades conversacionales se forjan también en nuestra soledad. No podemos escuchar a nuestro interlocutor si no hemos entrenado la capacidad de escucharnos. No podemos enfrentarnos a un auditorio sin haber tenido un diálogo previo con nuestras emociones.

Este binomio INTROSPECCIÓN/EXTROVERSIÓN resulta esencial en cualquier actividad comunicativa, ya sea íntima o profesional.

“Expresar” supone “sacar algo”. Y para poder sacar algo ha tenido que haber estado guardado un tiempo.

No podemos descuidar la aportación individual en las comunicaciones grupales. Y la aportación de un individuo viene dada por un trabajo previo de Introspección que le ha llevado a relatar sus vivencias sobre un tema.

Hogarth nos dice que “no hay 2 individuos que hayan tenido las mismas experiencias”. Es por ello que subrayo enormemente la importancia de la asimilación y reflexión de las experiencias para poder expresarse con claridad. Si no he hecho un trabajo personal previo con una experiencia vivida, a la hora de quererla relatar a otras personas voy a hacerlo de una manera mucho más pobre que si la he asimilado previamente.



A la hora de mejorar mi manera de expresión, es cierto que tengo que enfocar la atención a mis interlocutores, “leer” sus intenciones y despertar así mi intuición (tema ampliamente discutido en nuestro foro). Pero el esfuerzo no comienza en este punto. Escucharse a sí mismo es un paso previo a escuchar a los demás.

Voy a extrapolar esta misma afirmación a la capacidad expresiva del cuerpo humano (capítulo 6 del libro de Mª D. Cáceres)

De igual manera que numerosas células microscópicas constituyen la complejidad del organismo humano, pequeñas intervenciones individuales pueden formar entre todas una animada conversación entre amigos.

El recién nacido no diferencia entre su cuerpo y el mundo exterior. El esquema corporal se va forjando a medida que la persona va madurando (pág 170, Mª D. Cáceres).

De una manera simbólica, podemos afirmar que, en sus inicios, el ser humano se funde con el mundo y, a medida que va madurando, se desliga de él, ganando en individualidad. “Las personas que rodean al niño no son consideradas como algo diferente y separado de su cuerpo” (Mª. D. Cáceres)

La emoción constituye un medio de adaptación al medio y a los demás. El origen de esta adaptación es el tono muscular.

Las vivencias o emociones se van quedando almacenadas dentro de nuestro aparataje corporal mediante contracciones musculares (Wallon lo llamó diálogo tónico)

“La conciencia del propio cuerpo se construye en un proceso dialéctico que va de uno mismo a los demás”. Con esta afirmación, Wallon contempla la necesidad de un proceso introspectivo previo a la extroversión que supone comunicar algo.

Este mismo autor también señala la importancia que desempeña la conciencia corporal en las condiciones psicosociales.

En respuesta a las dudas que planteaba nuestra compañera Henar sobre la formación de la conciencia corporal, resumiré las etapas que Mª D. Cáceres menciona:

ETAPAS DE FORMACIÓN DEL ESQUEMA CORPORAL SEGÚN AJURIAGUERRA
(pág. 172. Mª D. Cáceres)

- Fase sensoriomotriz
- Fase preoperatoria
- Fase operatoria

A través de estas tres fases el niño se va “desligando del cosmos” para descubrir su “yo”.


Ahora bien, pienso que el ciclo de la conciencia corporal no termina con estas tres fases. El camino hacia la conciencia corporal no es algo Lineal, sino Cíclico. No es trabajo exclusivo del organismo infantil, sino del adulto también. La conciencia corporal no es una tarea cumplida una vez que el cuerpo ha madurado, sino que nosotros, como adultos, debemos seguir redescubriéndola y potenciándola para mejorar nuestra comunicación con el mundo que nos rodea.


3) Mejora la comunicación con el entorno
1) Profunda conciencia corporal
2) Agiliza nuestro lenguaje
no verbal






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